La Paz, 13 de diciembre de 2015 (MPD).- El acuerdo global de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP21), que finalizó este sábado en París – Francia, incorporó al menos cuatro de las propuestas bolivianas para frenar la crisis climática en el mundo.
El ministro de Planificación del Desarrollo y jefe de la delegación boliviana, René Orellana informó que el acuerdo universal y vinculante que entrará en vigencia el 2016 "tiene luces y sombras", sin embargo en general establece "grandes avances" basados en una economía baja en emisiones de carbono.
"Se ha incluido de la propuesta boliviana, el enfoque no basado en mercados que es importante porque es una propuesta que Bolivia promovió como contraposición a los mecanismos mercantilistas de carbono. Ciertamente se ha acordado, y está en el documento, Bolivia lo ha observado, un sistema de trasferencia de resultados de mitigación y aquí vamos a tener problemas, pero Bolivia ha logrado el enfoque no basado en mercados", señaló.
Orellana también destacó que Bolivia consiguió el reconocimiento de las tecnologías y prácticas indígenas en adaptación y mitigación. Además de la constitución de una plataforma de intercambio de conocimientos, prácticas y tecnologías para construir e identificar las tecnologías más apropiadas para adaptación y mitigación.
La autoridad del gobierno de Bolivia apuntó que se ha consolidado su propuesta alternativa a los mecanismos de mercado y bosques que tiene un enfoque conjunto de gestión integral en adaptación y mitigación de los boques, lo que "es un avance significativo". Lo que no se pudo incorporar fue el tribunal de justicia climática.
“Lo hemos discutido y presentado reiteradas veces pero se ha logrado la creación de un mecanismo de cumplimiento de obligaciones que está conformado por un panel de expertos para el seguimiento y monitoreo y queda abierta la discusión de justicia climática", sostuvo.
Según Orellana, Bolivia se ha ganado un "respeto considerable" a nivel internacional por sus políticas de preservación de la Madre Tierra.
El acuerdo aprobado tiene como objetivo mantener la temperatura media mundial muy por debajo de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales y señala que los países se comprometen a llevar a cabo "todos los esfuerzos necesarios" para que no rebase los 1,5 grados y evitar así "los impactos más catastróficos del cambio climático".
Según el documento, para lograr ese objetivo los países revisarán cada cinco años sus compromisos de emisiones, y se marcarán metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo y no menores a los anteriores.
El texto, de 31 páginas en inglés (40 en español), vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero (Estados Unidos y China) a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.
Los países industrializados, responsables históricos del problema, deberán ayudar financieramente a los países en desarrollo. Pero las potencias emergentes que lo deseen, como de hecho ya ha empezado a hacer China, podrán hacerlo también.
Todos los países se comprometen a controlar mutuamente sus planes de reducción de emisiones, bajo un nuevo mecanismo en el sistema de la ONU, con plazos quinquenales a partir de 2023. El objetivo es que esas emisiones dejen de aumentar “lo antes posible” y luego se reduzcan “rápidamente”, aunque sin fijar porcentajes, como querían los países más ambiciosos.
Los países industrializados, responsables históricos del problema, darán anualmente a los países en desarrollo $us 100.000 millones “como mínimo” a partir de 2020 para ayudarlos a adaptarse al cambio climático, una cifra que sería revisada “a más tardar” en 2025, según establece el histórico acuerdo mundial alcanzado en la conferencia de París.